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Cómo encontrar la motivación para hacer ejercicio

Una de las preguntas que más me hacen cada semana es, Alberto, ¿cómo haces para mantenerte siempre motivado para entrenar?, ¿cómo puedo encontrar yo también la motivación para hacer ejercicio? 

¿Cuál es la estrategia o los trucos para que estar en forma no resulte tan complicado? 

En este artículo trataré de explicar cómo funciona la motivación y por qué todos, incluidos tú y yo, necesitamos engañar a nuestro cerebro para mantener la motivación de cara a realizar ejercicio o muchas otras tareas. 

 

Motivación, entrenamiento y mitos más comunes.


Por alguna extraña razón que desconozco, las personas que no entrenan o a las que les cuesta encontrar la motivación o disciplina para entrenar piensan que las que sí lo hacemos funcionamos diferente. 

Creen que tenemos otro tipo de cerebro, que dios nos dotó de una mayor cantidad de fuerza de voluntad o que para nosotros entrenar y cuidarnos cada día es siempre un camino de rosas.

No sé quién fue la persona que inició esa corriente de pensamiento, pero déjame que te diga una cosa: no hay una sola semana de mi vida en la que no tenga que negociar con mi cerebro para ir al gimnasio. 

No nos engañemos, entrenar es costoso a nivel de energía, requiere de tiempo, da agujetas y es mucho más cómodo quedarse en el sofá viendo la Tv y pedirse una pizza. 

El problema es que adoptar esa actitud de comodidad y gratificación inmediata (hacer ahora lo que me apetece y no lo que debería) no nos ayudará a conseguir nada en la vida, ya sea porque queramos ponernos en forma, aprender otro idioma o educar bien a nuestros hijos, todo lo que merece la pena requiere de motivación y disciplina.

 

Cómo encontrar la motivación


¿Buscándola? 

Sí, ya sé que no es una respuesta placentera, pero cuanto antes entendamos que nuestra vida depende de nosotros y no de que los astros se alineen, mucho mejor. 

La motivación (la de verdad), solo aparece cuando empezamos a ver resultados sobre el trabajo que estamos haciendo, la motivación por ver cómo sigues perdiendo grasa o haciéndote más fuerte viene después de haber empezado a entrenar, y no antes. 

Existen factores externos que te darán algo de motivación inmediata, pero esto no va a durar siempre. 

Acciones como estrenar ropa nueva de entrenamiento, ir a un nuevo gimnasio, cambiar de rutina, contratar a un entrenador, … Te darán motivación al principio, pero no puedes estrenar ropa cada día o contratar a un nuevo entrenador cada semana (al menos, no es lo recomendable).

Por esa razón, no tienes que buscar la motivación, tienes que CREAR la motivación. 

 

Cuánto esfuerzo cuesta crear la motivación


Una vez hemos dado el paso y reconocido que la motivación para entrenar no va a caer del cielo, surgen las preguntas de, ¿esto cuánto me va a costar?, ¿realmente merecerá la pena?, ¿no es mucho esfuerzo y sacrificio?

La respuesta es: sí, es mucho esfuerzo y sacrificio, al menos las primeras semanas.

Comenzar un nuevo hábito es como empujar tu coche cuando se ha roto, requiere una tonelada de energía para empezar a moverlo y no siempre sale a la primera, la parte buena, es que una vez ese hábito comienza a repetirse, mantenerlo cuesta menos (como seguir moviendo tu coche cuando ya avanza). 

Lo más complicado de todo es crear el ritmo, después todo es más sencillo, por eso nuevamente no debes esperar a que la motivación llegue para entrenar, debes crear el ritmo, iniciar el proceso...

 

Haciendo más sencillo el camino de la motivación.


Si bien nadie puede entrenar por ti, (o sí, pero los resultados no se verán en tu cuerpo), existen una serie de ideas que te harán el camino más sencillo.

1. Crea sistemas o pequeñas rutinas que te empujen a hacer bien las cosas.

Si cada día tienes que levantarte, ir a la cocina, pensar en qué desayunar, prepararlo, sentarte a desayunar, volver a la habitación a escoger la ropa para ir al gimnasio con la barriga llena, pensar qué entrenamiento hacer ese día y desplazarte 30´ en metro para ir a entrenar, es probable que un día sientas que esto supone demasiado esfuerzo.

Por el contrario, si dejas el desayuno listo la noche anterior (o vas sin desayunar), la ropa de entrenamiento preparada al lado de la cama y la rutina que indica qué tienes que entrenar ese día en tu teléfono, es probable que puedas sostener esa rutina durante un tiempo. 

Lo mismo aplica con la cocina, si vas al supermercado y compras frutas y verduras, pero las guardas en lo más profundo del congelador, es probable que sea más rápido pedir una hamburguesa para cenar. 

Sin embargo, si al llegar de hacer la compra picas la verdura y la guardas en tuppers (o incluso la cocinas y la guardas ya preparada), es más sencillo que aún en el día con menos tiempo del mundo, puedas comer sano. 

 

2. Aprende a negociar con tu cerebro.

Todos somos perezosos y todos tenemos semanas en las que la lista de tareas pendientes es más larga que un día sin pan.

En esos momentos a nuestro cerebro le encanta dejar lo más duro o menos apetecible para el final. 

- "Bueno, mañana tengo un día largo, entonces empezaré el día  con una reunión, luego responderé algunos correos, iré a comer, por la tarde realizaré las llamadas pendientes, recogeré a los niños del colegio, les prepararé la merienda y al final del día entreno". 

- "Esta semana la tengo complicada porque viajo de martes a viernes, lo que haré será dejar todos los entrenamientos para el fin de semana y cuando vuelva entreno sábado y domingo a tope". 

Tanto tú como yo sabemos que las posibilidades de que ese día o semana entrenes son bastante cercanas a 0. 

No son días fáciles, estamos de acuerdo, pero la vida de todos es así, con cambios, con interrupciones, con imprevistos... por eso es importante no dejar que el cerebro decida y pensar: "querido cerebro, mañana tenemos un día duro. Como ambos sabemos que si dejamos el entrenamiento para el final no lo vamos a hacer, nos despertaremos antes y entrenaremos a primera hora, aunque solo sean 15´, es mejor eso que no hacer nada".

Aplica lo mismo en los momentos de debate entre ver tu serie favorita o ir al gimnasio, en estos momentos hay que negociar y decirle al cerebro algo como: "Querido cerebro, yo también quiero ver esa serie, pero tenemos que entrenar porque eso es más importante para nuestro físico que ver la televisión, al volver del entrenamiento veremos la serie si nos da tiempo y, si no, la vemos mañana". 

 

3. Adopta una actitud de trabajo.

 Así como nunca dejarías de ir a trabajar si no te apetece o te quedarías viendo la TV en lugar de asistir a esa reunión importante, los entrenamientos son reuniones que has programado contigo mismo/a. 

Si cada día te preparas para ir a trabajar, (te duchas, maquillas, etc.), para el entrenamiento debería ser similar (sin maquillarte), debes tener tus horarios, rutina, ropa, zapatillas, etc. 

Esto puede parecer ridículo para muchas personas, ya que el trabajo les genera un sueldo y el entrenamiento no, si eres una de esas personas, permíteme que te diga que el activo más valioso que tienes en tu vida eres tú, y si no lo cuidas, un día necesitarás todo el dinero que te da el trabajo para poder arreglar tu salud.

4. Haz pruebas de 30 días


Matt D´ avella
es un youtuber que, entre otras cosas, hace retos de 30 días. 

  • 30 días despertándose a las 5 am
  • 30 días duchándose con agua fría
  • 30 días comiendo x alimentos.
  • 30 días usando un método concreto de productividad...

Al terminar los 30 días tiene tiempo y razones suficientes para evaluar si esa nueva idea que quiere añadir a su vida le merece la pena o no. 

Si te despiertas un día a las 05am, es normal que te siente como una patada en las costillas porque tu cuerpo no está preparado, más si tu hora normal de despertarte son las 07-08am. 

Por eso, es ideal darle un cierto tiempo a los nuevos hábitos o rutinas aunque cuesten, si tras 30 días sientes que eso te requiere un esfuerzo titánico y no merece la pena, genial, puedes dejarlo de lado y seguir con tu vida, si crees que es buena idea incluirlo, adelante con ello. 

 

 5. Crea "discipline helpers"

Todos tenemos cosas que nos ayudan a sentirnos mejor o más motivados, el día que vamos a la peluquería nos sentimos más guapos, cuando estrenamos rutina de entrenamiento vamos al gimnasio más motivados o tenemos ejercicios que nos gustan más que otros. 

Si estás en uno de esos días o semanas donde todo se te hace cuesta arriba quizá sea buena idea usar uno de estos "ayudantes de disciplina", ya sea ir a la peluquería para salir con la autoestima más alta, hacer tu entrenamiento favorito en lugar de ese que tanto te cuesta o pedirle a tu entrenador que te programe algo diferente a la rutina habitual. 

 

 

Consejos finales.

1. Conócete y no te mientas, si sabes que cada vez que dejas el entrenamiento para última hora del día terminas por no hacerlo, ponlo a primera hora o similar. 

2. Si lo que estás haciendo requiere de una disciplina titánica, (ejemplo, una dieta de 1000 calorías), igual el problema no está en la disciplina y sí en que estás llevando a cabo un protocolo que mataría a cualquier ser humano, busca métodos más sencillos.

3. Sé flexible, entrenar y cuidarte al 100% es sencillo en un entorno perfecto, si tu vida es un caos absoluto, trabajas 15 h al día, duermes poco, etc. Trata de empezar haciendo bien una sola cosa (ejemplo, entrenar 3 días a la semana durante 45´), luego puedes complicarlo si te apetece.

4. Crea tu lista de reproducción favorita y úsala, todos tenemos 3-5 canciones (o más) que nos ponen las pilas, ten a mano esas canciones y úsalas cuando las necesites, esto no significa que entrenes todo el día con 5 canciones, solo que cuando necesites un empujón, sepas que están ahí. 

5. Rinde cuentas a otra persona. No es ningún secreto que cuando tenemos que rendir cuentas o justificar acciones a un tercero nos comprometemos más, pasa con el jefe, con el entrenador y con la pareja, ten siempre que puedas alguien a quien rendirle cuentas para que, en ese día donde no te apetece entrenar, vayas por el compromiso que tienes con esa persona. 

6. Encuentra tu "sweet spot" o punto de equilibrio. Para algunas personas este punto está en realizar 4 entrenamientos a la semana y salir a caminar 10.000 pasos al día, para otros en 6 sesiones y para otros en 3, lo importante aquí es que adaptes el entreno a tu vida y no al revés, si cada semana es una lucha por conseguir cumplir con todo, tarde o temprano te acabarás cansando.

7. "No rompas el tren". Si imaginas tu cuerpo como un tren al que le vas añadiendo vagones por cada sesión que realizas, te darás cuenta de que tras uno o varios meses entrenando, has creado un tren enorme. 

La parte buena de esto, es que llegados a ese punto fastidia mucho dejar de entrenar porque eso causaría una rotura en el tren, ese es el momento en el que no necesitas disciplina ni grandes esfuerzos para continuar porque tu motivación está enfocada en seguir mejorando el tren. 

 

 


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